Título original: Blade runner.
País y año: Estados Unidos, 1999.
Dirección y producción: Ridley Scott.
Reparto: Harrison Ford, como Rick Deckard. Rutger Hauer, como Roy Batty. Sean Young, como Rachael. Edward James Olmos, como Gaff. Daryl Hannah, como Pris. Morgan Paull, como Holden. Brion James, como Leon. M. Emmet Walsh, como el capitán Bryant.
Joe Turkel, como el Dr. Eldon Tyrell. James Hong, como Hannibal Chew
Guión: Hampton Fancher, David Peoples y Roland Kibbee (sin créditos); basados en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Do Androids Dream of Electric Sheep?, de 1968) de Philip K. Dick.
Fotografía: Jordan Cronenweth.
Música: Vangelis.
LA NATURALEZA HUMANA: BLADE RUNNER
Desde tiempo inmemorable, el hombre ha anhelado la búsqueda de mitos tales como la piedra filosofal o la fuente de la eterna juventud. Sin embargo, hasta bien entrado el siglo XX, esta búsqueda estaba basada en la localización de un elemento mágico, capaz de producir una catarsis divina que nos permitiera vivir eternamente. En 1921, Karel Capek, acuñó el término «Robot» en su obra dramática «Rossum’s Universal Robots / R.U.R.»; cuya palabra en checo significa “trabajos forzados”. Desde entonces y hasta la aparición de ASIMO en el año 2000 la historia de los robots humanoides se desarrolló paralelamente al progreso de la informática y los chips. Si es cierto que el descubrimiento del código genético por Severo Ochoa, de la molécula de ADN por Watson y Crick y la presentación del mapa del genoma humano en abril del 2003 alimentaron muchas expectativas no es menos cierto que sembraron otras tantas dudas sobre procesos tan complejos como la manipulación genética o la ética en la clonación.
La literatura, como medio de expresión de los anhelos humanos, y más tarde el cine, que permite transformar el entramado de un texto en algo visualmente tangible, ha planteado diversos escenarios en los que determinados humanoides (bien sean robots, bien sean clonaciones), conviven con los humanos, sirviéndose de unos guiones en cuyos fondos subyacen conflictos éticos y filosóficos que debería plantearse la sociedad del futuro.
Blade Runner es una película de ciencia ficción estadounidense, basada lejanamente en la novela de Philip K. Dick: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968). La controversia que provocó su estreno, en 1982, ha hecho que existan varias versiones de la película, cuyas diferencias más notables radican fundamentalmente en distintas maneras de plantear el desenlace de la acción y en la aparición de una voz en off a modo de narrador. La película, en su introducción, nos focaliza una ciudad hiperpoblada, Los Ángeles, en noviembre 2019. Nos describe una sociedad en la que seres fabricados a través de la robótica, a los que se denomina “replicantes”, son empleados en trabajos peligrosos y como esclavos en las «colonias exteriores» de la Tierra.
Quizás en una primera aproximación algunos lectores verán solo una historia de ciencia ficción, cuando lo cierto es que de ella se pueden extraer mensajes tales como la búsqueda de la eterna juventud, la esencia de la naturaleza humana, la convivencia de dos especies dentro de una misma sociedad y la búsqueda del origen de nuestra existencia.
Una de las preguntas que subyace tras las primeras escenas de la película es: ¿porqué los replicantes quieren volver a la tierra? Para tratar de resolverla Deckard visita la Tyrell Corporation, la fábrica de replicantes cuyo lema es más humanos que los humanos. Eldon Tyrell que le explica que los Nexus-6 han sido creados como ciudadanos de segunda categoría encargados de realizar tareas de alto riesgo para el hombre. Son máquinas nacidas como adultos, que no poseen recuerdos de forma natural, y a los que se les implantan recuerdos y se les dan fotografías de desconocidos.
El problema surge precisamente cuando estas máquinas comienzan a ser conscientes de su existencia en cuyo instante dejaban de ser máquinas esclavas para convertirse en criaturas esclavas. Es decir empiezan a “humanizarse, y por lo tanto a plantearse los mismos interrogantes que los humanos ¿De donde vengo? ¿A dónde voy? ¿Cuánto tiempo me queda de vida…? En un intento de control por parte del sistema, éstos les habían acortado la vida a cuatro años; Es en parte como si se les hubieran “recortado” los telómeros. Es en esencia, el mismo que se plantea El hombre bicentenario, donde un robot, debido a un defecto de fabricación experimenta sentimientos y emociones que le hacen luchar por una humanización de sí mismo.
El ojo como símbolo de los recuerdos, está presente a lo largo de todo el metraje: los ojos del búho, los ojos de Chew el genetista, las fotografías que llevan los Nexus-6 consigo mismo o los brillantes ojos de Rachael. Son los recuerdos los que nos hacen ser conscientes de nuestra vida pasada. Es por ello que los familiares de los pacientes aquejados de Demencia tienen la sensación de que sus vidas anteriores han sido robadas, borradas (El hijo de la novia); de ahí el drama de que los recuerdos no sean personales, privados. Su conocimiento por parte de los humanos implica haber sido víctima de un “implante”, y es precisamente así como Deckard le confirma a Rachel su condición de replicante (le explica un sueño sobre arañas que ella tiene frecuentemente dando a entender que conoce sus recuerdos). Tras un primer momento de tristeza, Rachael se deshace de su excesivo maquillaje y su complejo peinado, cualidades impostadas que ya no necesita, dándole al espectador la sensación de que la verdad le ha hecho libre.
Los dos test psiquiátricos más conocidos en la cinematografía son probablemente el Metodo Ludovico, aplicación práctica del condicionamiento operante de Paulov (La naranja mecánica), y el test de empatía Voight-Kampff. Este test se basa en el defecto de la personalidad de los Nexus-6 que carecen de empatía. A pesar de que en la película se sobreentiende como muy sensible, un repaso al cuestionario nos podría hacer dudar de su eficacia en la discriminación (Valor predictivo positivo). “Estás en un desierto caminando en la arena cuando miras para abajo y ves a un galápago. Está caminando hacia ti. Te agachas y le das la vuelta sobre su espalda. La tortuga queda sobre su caparazón quemándose al sol. Moviendo sus patas para tratar de darse vuelta. Pero no puede. No puede sin tu ayuda. Pero no la estás ayudando. ¿Por qué?“
A lo largo de toda la película se establecen diversas relaciones entre replicantes y humanos que pretenden alejar al espectador del clásico dualismo entre el bien y el mal. Es interesante que nos centremos en dos aspectos importantes del argumento: la relación que mantiene Errol Tyrrel con su sobrina Rachael, inicialmente de supuesto parentesco y posteriormente de servilismo, y la muerte León a manos de Rachael. El hecho de que Rachael salve a Deckard (al que ella cree humano) y “retire” a León (hermano de especie) acentúa la percepción en el espectador de que la importancia que le damos a las personas que nos rodean no procede de nuestro vínculo genético, sino de nuestras relaciones afectivas.
Los asesinatos de los Nexus-6 a lo largo de la película, no son en ningún caso gratuitos, y están condicionados por las respuestas y el trato que los humanos dan a los replicantes. Chew, el genetista que les confirma que su vida está limitada a cuatro años, muere por el trato que les dispensa como máquinas, no como humanos (Chew: yo creé vuestros ojos…. Roy: Mira que hago con tus ojos….). JR Sebastian, el ingeniero solitario, roza la muerte cuando les reconoce: “Hay algo mío en ustedes. Hagan una demostración.”. La respuesta no puede ser más contundente: “No somos computadoras, Sebastian. Somos físicos”. Quizás se salva en última instancia porque está aquejado de progeria, enfermedad que le acorta la vida y que les acerca.
La última muerte de un humano a manos de Roy, viene tras ser humillado por E. Tyrell, que pretende al conocerlos ser adulado como un dios. Tyrell les explica que su naturaleza no puede ser cambiada ni alterada y trata de demostrarles la irracionalidad de una vida limitada en el tiempo (“La milla verde” / “El hombre bicentenario”) y la necesidad de aprovechar el momento y de brillar en la vida mientras vivimos. Sin embargo sufrirá el mismo desenlace que Richard Attenborough en Jurassic Park: las criaturas se rebelarán ante su creador. La diferencia es que mientras Spielberg condena al empresario a la ruina por ignorancia, R. Scott decide eliminar a Tyrell por soberbia.
La lucha final es una lucha desigual. Roy, que presiente la muerte en cada fotograma, ha perdido a sus seres queridos (Zhora, León y Pris) y es consciente de que su vida carece de sentido, mientras que Deckard, cuyos días de soledad (reflejados en los fotogramas en su apartamento) parecen tocar a su fin, anhela una vida común con Rachael. Deckard se enfrenta a algo que sabe que no es capaz de vencer, tal vez porque está determinado genéticamente (empezamos a pensar si es un replicante), o quizás porque al igual que se propone en la película Gattaca (escena de los dos hermanos tras la carrera a nado hacia la claraboya), existe un resquicio en los humanos que puede hacer superponernos a alguien genéticamente mejor o más dotado. Es la eterna lucha entre el talento y la perseverancia, las cualidades y la tenacidad (¿Federer vs Nadal?). La máxima expresión de esta dualidad la vemos en la película Gattaca, cuando Vincent, el hermano no modificado genéticamente le insta: ¿quiéres saber como conseguí ganarte..? Jamás reservé nada para la vuelta.
Desde la presentación inicial de los Nexus-6, hemos visto la evolución de Roy Batley, y como sus sentimientos previos, la ira, la rabia, la soledad y el dolor, darán paso a la empatía, y a la resignación ante la insoportable levedad del ser. Es quizás por ello que en un último acto, que refleja su reconversión de replicante a humano, decide salvar a Deckard cuya muerte para él ya no tiene sentido, dejando para la posteridad una de las más famosas frases del cine:
“He visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser… Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.”
Es sin duda una excelente escena final, tanto para la película como para mi exposición, sin embargo todavía el director pretende dejar otra puerta abierta a la especulación del espectador: ¿es Deckard un replicante? ¿qué vida les espera a Rachael y a Deckard? El origami del unicornio que se encuentra a la salida de su piso (y que parece revelar que Gaff conoce los sueños de Deckard), puede ser una respuesta. Quizás la ultima frase de la película, pronunciada por Gaff encierre en si misma el misterio y la esencia de Blade Runner: “Lástima que ella no pueda vivir, pero ¿quien vive?”. Tal y como dice Momo, “Cada hombre tiene su propio tiempo. y solo mientras siga siendo suyo se mantiene vivo”.
Francesc.puchades@34.200.51.56
Título original: Bicentennial Man
País y año: Estados Unidos, 1999
Dirección y producción: Chris Columbus /Michael Barnathan
Reparto: Robin Williams, Embeth Davidtz, Amanda Martin, Sam Neill
Oliver Platt as Rupert B
Guión: Isaac asimov
Fotografía: Phil meheux
Música: James Horner
Título original: El hijo de la novia
País y año: Argentina, 2001
Dirección y producción: Juan José Campanella / Adrián Suar
Reparto: Ricardo Darín, Héctor Alterio, Norma Aleandro, Eduardo Blanco, Natalia Verbeke
Guión: Juan José Campanella
Fotografía: Daniel Shulman
Música: Ángel Illaramendi
Título original: A clockwork orange
País y año : Reino Unido, 1971
Dirección: Stanley Kubrick
Intérpretes: Malcolm McDowell, Patrick Magee, Adrienne Corri, Michael Bates, Warren Clarke, Miriam Karlin, James Marcus, Michael Tarn, Philip Stone, Sheila Raynor, Godfrey Quigley, Clive Francis, David Prowse, Anthony Sharp
Guión: Stanley Kubrick, basado en la novela homónima de Anthony Burgess
Fotografía: John Alcot
Música: Wendy Carlos, Erika Eigen
Título original: The green mile
País y año: Estados Unidos, 1999
Dirección y producción: Frank Darabont
Reparto: Tom Hanks, Michael Jeter, Michael Clarke Duncan, David Morse
Sam Rockwell, Barry Pepper, James Cromwell, Doug Hutchison, Bonnie Hunt, Harry Dean Stanton, Graham Green
Guión: Frank Darabont, Basado en la novela El pasillo de la muerte (The Green Mile, de 1996) de Stephen King
Fotografía: David Tattersall
Música: Thomas Newman
Título original: Jurassic Park
País y año: Estados Unidos, 1993
Dirección y producción: Steeven Spilberg
Reparto: Sam Neill , Laura Dern , Jeff Goldblum , Richard Attenborough
Joseph Mazzello, Ariana Richards , Martin Ferrero , Bob Peck, Samuel L. Jackson , Wayne Knight , B.D. Wong
Guión: David Koepp, Malia Scotch Marmo, Michael Crichton
Fotografía: Dead cundley
Título original: Gattaca
País y año: Estados Unidos, 1997
Dirección: Andrew Niccol
Interpretación: Ethan Hawke, Uma Thurman, Jude Law, Gore Vidal , Loren Dean
Xander Berkeley, Jayne Brook , Elias Koteas, Blair Underwood
Guión: Andrew Niccol
Música: Michael Nyman
Título Original: Momo
País y Año: Italia/Alemania 1986
Dirección: Johannes Schaaf
Reparto principal: Radost Bokel, Mario Adorf, Armin Mueller-Stahl, Leopoldo Trieste, Ninetto Davoli, Bruno Stori, Elide Melli, Francesco De Rosa, Sylvester Groth, John Huston
Guion : Marcello Coscia
Musica : Angelo Branduardi